Pasión por la Roja

Pasión por la Roja

¿Qué nos pasa a una gran mayoría de los españoles y parte del mundo ante el fútbol?

En alguna ocasión ya lo he escrito en mis artículos, pero ahora más que nunca entenderéis que las emociones son contagiosas.

La euforia, la pasión que sentimos todos los días que juega España o Nadal o Alonso…. Es una emoción.

Queremos que ganen. Parece que estamos en sus cuerpos y queremos chutar por ellos, dar un volantazo, o el mejor revés. Hace que hasta hagamos movimientos en el sofá: movemos la cabeza siguiendo la bola, saltamos, damos puñetazos al aire o a otro sitio…. Nuestro lenguaje no verbal sigue a lo que estamos sintiendo en ese momento y eso es una emoción muy fuerte: la pasión por ganar.

pasion por la roja bandera

Desde que en 2008 ganó España la primera Eurocopa, la hemos seguido con toda la pasión, sintiendo que son invencibles. Con anterioridad no estaba tanta gente volcada con ello, pero a partir de ese momento todo cambió. Poco a poco se fue contagiando esa euforia, esa pasión por la roja, habiendo muchos niños que no conocen otra cosa. Incluso muchas personas poco o nada aficionadas sienten los colores con toda la pasión como si les fuera la vida en ello. Las emociones son contagiosas.

En el partido del pasado viernes contra Holanda se puede ver claramente como España se va viniendo abajo y se va convirtiendo cada estrella del mejor equipo del mundo en un jugadores más, sin eficacia, sin energía, con apatía. Poco a poco se fueron contagiando de desesperación de mediocridad. Siguen siendo los mejores del mundo, podríamos decir que cada uno de ellos es una estrella, pero se contagiaron de desánimo y dejaron de creer en ellos mismos. A su vez Holanda se fue animando cada vez más y ante la atónita mirada de los españoles sacaron la garra y la pasión, su motivación pudo ante la edad, el cansancio o cualquier circunstancia. Mientras España se contagió de desánimo y esto les hizo quedarse sin energía y ser ineficaces, Holanda se contagió de energía positiva y eficiencia. Las emociones son contagiosas.

Sirva este episodio de claro ejemplo para poder explicar mucho mejor que cualquier estado emocional es contagioso. Si en una pareja uno de ellos está deprimido, llevará a que la otra pareja entre en un estado de apatía, y qué decir de su familia. Si te rodeas de gente negativa, sólo verás negatividad a tu alrededor. Es por ello que siempre intenta encontrar entornos agradables, positivos, llenos de energía, de amor, de aceptación,… Tú eres quien elije esos entornos, y si no lo tienes tú eres el primer responsable en hacerlos cambiar, todo puede empezar con una sonrisa o con un abrazo.

Comienza a contagiar pasión.



Sonia Navajo
Fundadora de Crea-t
Centro de Psicología, Coaching y Desarrollo Personal
Las Rozas. Madrid

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